No pienso hablar de las navidades.
Ni de la falsedad de la gente en estas fechas. Esa gente que durante navidad son amables, cariñosas, familiares, amorosas, y el resto del año son peor que Satanás.
Ni de las luces horrorosas por todas las calles.
Ni de el sentimiento de culpa que nos inculcan a todas horas por la televisión, la gente se muere de hambre mientras tú te hartas de langostinos y manjares de dioses.
Tampoco de los absurdos vestidos de gala.
Ni de la programación, ni esos estúpidos programas en los que simulan que es nochevieja y todos bien vestidos, y todos contentos, con actuaciones de tres al cuarto de cantantes de moda.
Ni de tener que visitar a toda (TODA) tú familia porque, claro, es navidad.
Ni comprar miles, millones de regalos para no sentirte mal. Y cuanto más caros mejor, eh?
Por todo eso, y por mucho más, no pienso, bajo ningún concepto, hablar de la navidad.
miércoles, enero 03, 2007
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