¿Es grave, doStor?

No puedo dormir.
Coño.
Dicho así, pues no suena grave.
Y suena menos grave si pensamos que llevo dos semanas levantándome a las 10 de la mañana, eso si, llego a mi casa a las 9 de la noche como pronto.
Pero en mi, más que grave es extraño.
Coño.
Hace tiempo, no dormía porque en mi agusanada cabecita daba vueltas el mismo temor/recuerdo/preocupación. Pero eso ya pasó.
Sin embargo, esta noche, he dado un repaso a mi actual existencia, y no, no hay temores, preocupaciones, miedos, ni ascos.
Coño.
Tengo a mi moreno, que me quiere.
Tengo mi casa, que me encanta.
Tengo a mi familia, que me cuida.
Tengo a mi trabajo, que me sustenta.
Tengo a mis colegas, que siempre, siempre, están ahí.
Tengo mi guitarra, que me entretiene.
Tengo la música, que me da la vida.
Tengo internet (interneeeeeeeeeeeeeee)
Lo tengo todo. Vamos, que no me puedo quejar.
Entonces...¿por qué hoy no duermo?
Quizá sea problema de ser tan jodidamente científica y epicura que necesite una razón para todo.
Coño.
Y pienso...¡Mierda! ¿Y si es un presentimiento? ¿Un mal presagio? ¿Y si esto viniera a significar que tanta felicidad no es posible?
¡Coño Isa, para! ¡Que cuando te pones filosófica eres de lo más cenizo!
Total, que me he tenido que levantar, porque estaba dando demasiadas vueltas en la cama, y no quiero despertar a la bestia.
Y escribo todo esto desde mi sofá, pulsando suavemente las teclas para no hacer mucho ruido, mientras escucho ronquidos dos habitaciones allá, acostumbrados a ser escuchados desde más cerca, y los echo de menos.