lunes, marzo 16, 2009

Efectivamente, Chris Cornell ha muerto

En sentido figurado, of course.
Me manda mi muy amigo mio, el señor Jimmy Jazz un correo, cuyo título y entradilla no han podido ser más acertados.
Título: No estoy seguro de que quieras oírlo...
Entradilla: Ni seguro de querer mandártelo.

Cuando yo me pensaba que iba a ser una declaración de principios sobre la reproducción del berberecho macho y su repercusión en el medio ambiente, me encuentro con un enlace a este post.
Aunque en el post se mezclan la ida de olla de Billy Corgan y de Chris Cornell, aquí, en este, vuestro blog, nos vamos a detener en el señorito Cornell de las pelotas.

Desde que a la tierna edad de 11 años vi el vídeo de Black hole sun de Soundgarden en un programa matinal de música, me quedé enamoradísima de la voz de Cornell. Esperé unas semanas con el vídeo preparado, cinta VHS en el vídeo preparada, y el dedo en el play y record, hasta que conseguí grabar el vídeo. Cuando lo tuve, lo veía una y otra vez.
Durante años, antes de aprender musicalmente, conocer el blues, el rock sureño, el rock antiguo y por supuesto, de conocer la carrera musical de Ronnie James Dio (I'm the woman on the silver mountain XD), aseguré que mi canción favorita era Black hole sun.
Luego le perdí la pista, pero con la revolución de internet, los discos y vídeos que grabó Cornell, fuera en el grupo que fuera, estaban en mi disco duro.
Cuando sacó su primer album en solitario, Euphoria morning, me decepcionó un poco el cambio de estilo (cambio leve, todo hay que decirlo) pero seguía siendo él. Con el segundo disco en solitario, Carry on, me decepcioné un poquito más, ya que me gustó menos que el primero. Pero daba igual, seguía siendo Cornell, y su voz, y sus gargaritos.
Pero amigos mios...este tercer disco...Scream...en fin.
Su carta de presentación no ha podido ser más desafortunada, con este Ground Zero


Efectivamente y sí. Con escuchar los primeros 20 segundos basta.
Seguimos indagando, y llegamos a este Scream.



Este tema puede llevar a engaño. Escuchas los 30 primeros segundos y piensas "Suena soft, pero es Cornell" para en el segundo 32, salir de tu engaño, y seguir escuchando una copia barata y mala de la sombra de lo que fué Tom Jones.

Lo siento, pero hoy no puedo llevarme más desengaños con este hombre. Otro día, si tengo más cuajo, intentaré escuchar el disco entero, y espero cambiar mi opinión radicalmente diciendo que es una puta obra maestra. Pero no lo creo, amigos. Para muestra, dos botones.

PD: El cambio radical de este señor me ha recordado a nuestro queridísimo, pero nunca bien ponderado, Huecco, que, después de la disulución de Sugarless, pasó de tener un hueco (vivan los dobles sentidos) en mi estantería para sus discos, a cruzarme con él en Aluche y ni mirarle a la cara, dado su giro artístico (por llamarlo de alguna manera) cantando reggaeton (sic).

PD2: Releo el post de "El mundo", y percibo que el productor es Timbaland. No hay nada más que añadir. 

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