lunes, octubre 30, 2006

MiAmigoMioTrabajador

Ay, el trabajo.
Qué bonito el primer día de trabajo.
Cuantas cosas nuevas.
Hayas trabajado alguna vez, o no hayas dado un palo al agua en tu puta vida, el primer día en una empresa es mágico (magic, amigos).
Y si es un trabajo en el que constantemente estás cambiando de ambiente, de compañeros, de formas de trabajar, cada cambio es un mundo.
Y lo pretendes afrontar de la mejor manera posible.
Todo el mundo es encantadorcísimo, ay que amables todos, que sonrisas, que bien, que ilu.
Pero llega un día, queramos o no, en que todo eso cambia.
Si, es ese día, en el que, por poner un caso, estás mirando la pantalla del portatil, y te sientes sola. Te rodean lo menos 1000 personas, pero estás como la una. Y te sientes impotente, porque tienes que hacer una cosa (que no tendrías que estar haciendo tú, que no eres técnica), para poder empezar con otra (esta sí que la tienes que hacer tú), pero hasta que no arregles la primera (que repito, no la tendrías que estar haciendo tú), no puedes terminar. Y llevas 3 días pidiendo ayuda. Y hay unos pocos, que para mi son la hostia de personas, que intentan echarte una mano, pero no consiguen arreglar el fallo.
Y tu responsable pasando. Y, para más inri, te recuerda que tienes que entregar tu desarrollo. Y tú sigues y sigues probando la primera cosa y piensas "Joder, ya no me quedan más personas para pedir ayuda".
Y es entonces cuando te encabronas, te desesperas, te estresas, se te hace un nudo en el estómago, y se te llenan los ojos de agua de pura impotencia.
Y vas a comer y lo pagas con quien menos tiene la culpa. Y luego pides perdón porque eres una gilipollas integral. Y a todos estos sentimientos se les une el de culpabilidad.
Y sigues probando. Y los mismos de siempre te intentan ayudar, pero nada.
Y te siguen tocando los huevos por otro lado. Y terminas de explotar. Te cagas en dios y en su puta madre, y en todos los santos del cielo en fila india, terminando la frase con un "y me voy a fumar, coñoya!".
Y en el cigarro tomas la decisión, de que no es trabajo tuyo.
Si nadie hace nada por ponerte las cosas un poquito más fáciles, que le jodan al mundo.
Al final alguien se da cuenta de que así no puedes trabajar, y te promete (cosa que crees por ser quien es) que ese tiempo no ha sido perdido, ni te contará para tu desarrollo, que te lo tomes con calma y aprendas, que nunca viene mal.
Y es en este punto, cuando todos los sentimientos anteriores se convierten en ataques de risa esporádicos, y los que antes te vieron casi llorar, gritar, y blasfemar, te miran más extraño todavía, y se apartan.
Y te vas feliz a tu casa.
Si se jode el mundo, que sea cuando esté contigo.

Escuchando --- A los niñatos que fuman porros en mi portal y estamos hartos de denunciar, porque apedrean, insultan, escupen, y amenazan, pero pasando, porque son menores, y este barrio es el que es...

No hay comentarios: